El centro de gravedad político pasa por la Comunidad de Madrid |
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Escrito por Julio Rodriguez
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Lunes, 29 de Marzo de 2021 08:05 |
El centro de gravedad
político pasa por la Comunidad de Madrid
24 marzo, 2021
Julio Rodríguez López
El 4 de
mayo de 2021 los ciudadanos residentes en la Comunidad de Madrid podrán votar
para decidir la composición de la Asamblea de dicha Comunidad. Los
confinamientos derivados de la lucha contra la pandemia del Covid-19 han
afectado seriamente a los niveles de actividad y de empleo de esta autonomía.
La política a seguir para superar la incidencia de la pandemia debe atender a
mantener un mayor equilibrio territorial y también a reforzar los bajos niveles
relativos de servicios sociales, entre los que destaca la educación, la sanidad
y el acceso a la vivienda.
En la
Comunidad de Madrid había 6,8 millones de habitantes a 1º de julio de 2020.
Dicha población se sitúa sobre una extensión de 8.028 kilómetros
cuadrados, el 1,6% de la superficie de España. La Comunidad de Madrid sólo es
más extensa que las autonomías del País Vasco, Baleares, Canarias y Rioja. La
fuerte concentración humana implica una alta densidad de población, unos 842
habitantes por kilómetro cuadrado en 2020, casi nueve veces superior a la de
España (94 habitantes/km2). La Comunidad de Madrid, con 6,8 millones de
habitantes, era la tercera autonomía de España en población, detrás de
Andalucía y Cataluña.
EUROPA PRESS
La
situación económica de Madrid no justifica que la recuperación pospandemia
descanse sobre todo en el sector de la construcción residencial. Esta autonomía
depende en gran parte de los servicios de mercado y ha perdido importantes
enclaves industriales
Sobre el
1,6% de su superficie vive el 14,2% de la población de España. Por otra parte,
más de la mitad de la población de la Comunidad de Madrid reside en municipios
diferentes al de la capital, en un territorio más bien reducido. Dicha
circunstancia acentúa la trascendencia de la política que debería desarrollarse
desde la institución autonómica, en especial en materia de gobierno del
territorio. Dicha política territorial es competencia exclusiva de la autonomía
madrileña, aunque en los últimos años no parece existir una política que
merezca esa denominación.
La Comunidad
de Madrid en la economía española
De
acuerdo con la última estimación de la Contabilidad Regional del INE, en la
Comunidad de Madrid el PIB por habitante de Madrid (35.913 euros) superó a la
media de España en un 35,9% en dicho ejercicio. En 2019, con un PIB de 240.130
millones de euros, la Comunidad de Madrid supuso el 19,3% del PIB de España, la
mayor aportación al total nacional, superior a la de Cataluña (19,0%), que es
la autonomía que viene a continuación. Desde 2018 Madrid ocupa el primer puesto
en cuanto a nivel absoluto del PIB en las estimaciones del INE sobre
Contabilidad Regional de España.
En cuanto
a la composición del PIB en 2019, en Madrid destaca el mayor peso de los
servicios (86,2% del PIB) que en el conjunto de España (77,1%). Dicha
diferencia se concentra en los servicios destinados a la venta, entre los que
destaca la fuerte diferencia a favor de Madrid de actividades como Información
y Comunicaciones, Actividades Profesionales y Administrativas, Actividades
Financieras y Seguros, cuyo peso es significativamente mayor en Madrid que en
España. En cuanto a los servicios no destinados a la venta, básicamente
Administraciones Públicas, el peso de los mismos es inferior en Madrid (13,7%)
que en España (16,3%). Este último dato puede indicar que el nivel de
prestaciones sociales gestionadas desde la autonomía de Madrid es inferior al
de la media de España.
El sector
industrial de Madrid (excluida la construcción) supone la segunda concentración
de empresas de este sector de actividad en España, después de Cataluña. Dicha
concentración persiste a pesar de que el intenso crecimiento inmobiliario de
los últimos años ha expulsado a numerosas empresas industriales de Madrid,
especialmente hacia la autonomía de Castilla-La Mancha. El peso de la industria
en el PIB de Madrid, el 9,0%, queda lejos del 14,3% de la media de España.
Dicha participación de la industria es sólo superior a la de las Islas Canarias
y Baleares.
Una
autonomía con un difícil acceso a la vivienda
Según la
Encuesta Continua de Hogares del INE, el número de hogares ascendió en Madrid a
2.612.600 en 2019, el 14% de España, detrás de Cataluña y Andalucía. Entre
2013, primer año en el que se realizó dicha encuesta, y 2019, el aumento
acumulado del número de hogares en Madrid fue el 4,6%. Dicho aumento sólo fue
superado por Canarias (5,5%) y se le aproximó Baleares (4,4%). Esta última
comparación revela que en la etapa de recuperación experimentada entre 2014 y
2019, el crecimiento de los hogares en Madrid estuvo en línea con el de las
autonomías en las que dicha recuperación fue más intensa en España. Dicha
recuperación se apoyó en el importante crecimiento de las actividades
relacionadas con el turismo. Entre 2014 y 2019 la variación media anual neta
del número de hogares en Madrid fue de cerca de 19.300 nuevos hogares netos, el
28,3% de la variación de España.
La
Comunidad de Madrid tenía en a 31 de diciembre de 2019, según estimación del
Ministerio de Fomento, un total de 3.011.081 viviendas familiares, por debajo
de Andalucía, Cataluña y Valencia. En dicha fecha, la proporción de viviendas
familiares no principales (secundarias y vacías) en la Comunidad de Madrid era
la más baja de España (9,6%, frente a un total nacional del 25%). Esta
situación revela una mayor presión de la demanda de viviendas sobre la oferta
en la Comunidad de Madrid.
En la
Comunidad de Madrid destaca el elevado valor de los inmuebles. Después de la
fuerte recesión inmobiliaria transcurrida en España entre 2008 y 2013, la
recuperación del mercado de vivienda fue significativa hasta 2019, destacando Madrid
por la mayor intensidad de dicha recuperación. El precio medio de tasación de
España en el último trimestre de 2020 ascendía a 1.622,3 euros/m2, mientras que
en la Comunidad de Madrid el precio medio se elevó a 2.574 euros/m2, un 58,7%
por encima de la media de España.
El
crecimiento de los alquileres en la etapa de recuperación del mercado de
vivienda entre 2014 y 2019 fue espectacular. Así, en febrero de 2021, según el
portal inmobiliario Idealista, tras el descenso registrado en 2020 por la caída
de la demanda derivada de la pandemia, el precio medio del alquiler en la
Comunidad de Madrid se situó en 13,9 euros/m2-mes, el mayor entre las
autonomías y un 28,7% superior al alquiler medio de España, 10,8 euros/m2-mes.
La baja calidad de los empleos creados después de 2013 ha desviado la demanda
de vivienda hacia el alquiler privado. La ausencia de un parque de viviendas
sociales de alquiler se deja sentir en la Comunidad de Madrid, donde el
conjunto de viviendas de dichas características asciende a sólo 20.693
viviendas, el 0,7% del total de viviendas principales (9,3% en la Unión
Europea). La diferencia del esfuerzo preciso para acceder a una vivienda entre
Madrid y el resto de España, acentuada en la etapa de recuperación posterior a
2013, tiene carácter crónico. Acceder a una vivienda en Madrid, tanto en
propiedad como en alquiler, resulta bastante problemático para un hogar joven
de nueva creación.
Según la
Encuesta de Condiciones de Vida del INE, el ingreso medio anual por persona
ascendió a 14.199 euros en 2019, casi un 22% superior al nivel medio de España,
aunque le superó el País Vasco en el nivel de dicha variable. La tasa de riesgo
de pobreza afectó en 2019 al 19% de los hogares de Madrid, proporción inferior
a la media de España (25,3%) pero muy superior a la de la autonomía en la que
dicho riesgo de pobreza es menor, que es Navarra (11,7%).
En cuanto
a los problemas de los hogares, Madrid supera a la media de España en
intensidad del problema de “ruidos por vecinos” (18,6% de los hogares), “contaminación
y problemas ambientales” (19,1%) y “delincuencia y vandalismo” (19%).Un 30,9%
de los hogares de Madrid carece de recursos para hacer frente a imprevistos. En
la Comunidad de Madrid la presión fiscal es inferior a la media de España en el
apartado correspondiente a los impuestos cedidos. Destaca el tipo impositivo
aplicado en el tramo cedido del Impuesto sobre la Renta de las Personas
Físicas, el menor de las 17 comunidades autónomas. El Impuesto sobre el
Patrimonio apenas se recauda en esta autonomía y los tipos impositivos de los
impuestos de Sucesiones y Donaciones están entre los más reducidos.
La nueva
Ley del Suelo de la Comunidad de Madrid, aprobada en 2020, pretende acelerar
los procesos de desarrollo inmobiliario. Dicha norma puede favorecer un
urbanismo disperso, llenando más el territorio rustico de enclaves edificados.
La nueva norma permite hacer derribos con una simple comunicación, y también
efectuar cambios de uso de la vivienda sin necesidad de solicitarlo.
La
situación económica de Madrid no justifica que la recuperación pospandemia
descanse sobre todo en el sector de la construcción residencial. Esta autonomía
depende en gran parte de los servicios de mercado y ha perdido importantes
enclaves industriales. Los desarrollos inmobiliarios que se pretende impulsar
no aumentarán el número de viviendas asequibles y no se abaratará la vivienda.
Nada indica que en la actual política urbanística de la Comunidad de Madrid se
pretenda incrementar el casi inexistente parque de viviendas sociales de
alquiler en la Comunidad de Madrid. La incidencia de la pandemia está
resultando ser muy acusada en la Comunidad de Madrid. Las diferentes encuestas
del INE revelan la presencia de una creciente desigualdad en los niveles de renta
disponible de los hogares. El Gobierno que resulte de las elecciones convocadas
para mayo de 2021 tendrá, pues, abundantes problemas que atender, todos ellos
acrecentados tras el largo periodo de pandemia.
Vocal del Consejo Superior de Estadística
del INE. Doctor en CC. Económicas por la UCM (1977). Es Estadístico Superior
del Estado, en situación de excedencia, y Economista Titulado del Banco de
España, en situación de jubilación. Ha sido consejero de Economía de la Junta
de Andalucía, presidente del Banco Hipotecario de España, presidente de Caja de
Ahorros de Granada, presidente del Consejo Social de la Universidad de Granada
y gerente de la Universidad de Alcalá de Henares. Actualmente es miembro de
Economistas frente a la Crisis y de la Plataforma por una Banca Pública.
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Última actualización el Lunes, 29 de Marzo de 2021 08:08 |
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Escrito por Aurora Ruiz
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Miércoles, 24 de Marzo de 2021 07:50 |
Os invitamos al debate abierto sobre
La cuestión
madrileña
Ponente: Aurora Ruiz
Fecha: viernes 26 de marzo de 2021
Hora: 19,00
Lugar: On-line
mediante la plataforma Meet de Google
(Todos
los invitados recibirán un correo para adherirse a la reunión).
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Última actualización el Miércoles, 24 de Marzo de 2021 07:53 |
Escrito por José María Margenat
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Martes, 23 de Febrero de 2021 07:53 |
La situación
catalana
Ponente: José María Margenat
Profesor de filosofía jubilado, catalán, buen conocedor
de la actual situación política catalana.
Fecha: viernes 26 de febrero de 2021
Hora: 19,00
Lugar: On-line
mediante la plataforma Meet de Google
(Todos
los invitados recibirán un correo para adherirse a la reunión).
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Última actualización el Martes, 23 de Febrero de 2021 07:55 |
Populismos y populares: argumentos para un debate |
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Escrito por Alfredo Liébana Collado
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Jueves, 04 de Febrero de 2021 08:31 |
Populismos y populares:
argumentos para un debateExiste
desde siempre un uso y un abuso de estos términos en el debate político, unas
veces por razones míticas y otras por incitación a la confusión. Este artículo
es el resultado de una reflexión suscitada por el debate en una de las
reuniones mensuales del colectivo del Ateneo “Socialistas para el debate” que
ha tenido que desarrollarse por vía telemática por las dificultades para
relacionarse presencialmente. En su
intervención inicial Enrique Guerra hizo un repaso histórico sobre el uso del
término populismo y popular:
a) En la antigua Roma se usaba SPQR “Senatus Populus que Romanus”, en él se
basaba la referencia de origen del poder, donde el pueblo estaba representado
en sus senadores y tribunos; b) El término entre los primeros cristianos,
reflejaba el pueblo (de Dios) cristiano frente al infiel; c) Pueblo en la
revolución francesa excluía a los aristócratas, y posteriormente a los
dirigentes de la Iglesia; d) En el Siglo XIX el marxismo se refiere al Pueblo
como al conjunto de los trabajadores, sobre todo los industriales, en palabras
de Marx; e) Complementado posteriormente por Mao con la inclusión del
campesinado (situación lógica al existir en China pocos trabajadores
industriales); f) Gramsci en Italia incluye en su análisis a los intelectuales,
conformando el término “Mundo del Trabajo y de la Cultura”; g) El término que
se acuña en el Nacionalsocialismo es el Pueblo Nacional, que luego se
transforma en el Pueblo de la Raza Aria; h) En Italia se incorpora el Orgullo
Imperial Romano; i) En el franquismo durante la guerra civil el concepto de
pueblo se establece en la España eterna frente a la anti-España. Margaret Thatcher. Más
modernamente: j) En la democracia española los constituyentes configuran el
gobierno del Pueblo (sobre esto haremos otro artículo sobre el desarrollo
constitucional); k) Analizando el caso paradigmático de Margaret Thatcher en
Gran Bretaña realmente resulta estar al servicio del poder de las minorías
financieras (su objetivo es reforzar el orgullo inglés del Imperio, ahora de
base financiera y no territorial, anteriormente tenían el nuclear, pero la
guerra de las Malvinas hace que aumenten considerablemente su apoyo, al
reforzar ese espejismo del Imperio soñado), y aprovechando lo anterior se
combate sin descanso a los sindicatos llamándolos corruptos, pero su objetivo,
fuera de la demagogia utilizada, es romper una sociedad organizada para
destruir las bases de la soberanía popular y los difíciles equilibrios
existentes desde largo tiempo atrás, construyendo una nueva legitimidad social:
la del aumento de la prosperidad colectiva, que resulta ser al final la de unas
minorías (sobre todo las financieras), pero que obtienen mayorías electorales
por otras circunstancias, como el orgullo patrio, la articulación de la
propagación del odio social y el temor ante los conflictos, resultado de la
acelerada desindustrialización y entre otros sectores el abandono de la minería
que era predominante en determinadas zonas del país y que produce como
consecuencia un paro y un hastío entre los trabajadores con las sucesivas
derrotas laboristas y provoca la escisión de las clases medias hacia el partido
liberal demócrata, pero que provoca una situación de esterilidad al ser tan
mayoritario el sistema electoral. Como
consecuencia de esta intervención introductoria la principal reflexión que
requiere hacerse es definir los términos populismo y popular huyendo de
interpretaciones interesadas, por lo que lo mejor es ir a la RAE, donde se
indica: “El populismo es
la tendencia política que pretende atraerse a las clases populares” y popular sería “perteneciente
al pueblo”; “perteneciente o relativo a la parte menos favorecida del pueblo”;
“Que es estimado o al menos conocido por el público en general”, entre otras
acepciones similares. Partiendo
de lo anterior al estudiar los populismos estamos utilizándolo habitualmente
como un término peyorativo, mientras popular es una acepción siempre positiva.
Pero, ante esto ¿qué partido no pretende atraerse a las clases populares en una
sociedad? Concluiríamos por lo tanto, que todos los grupos políticos articulan
sus propuestas como populistas, pero ¿cuál es la razón del empleo de ese uso
tan peyorativo que utilizan unos frente a otros? Por ejemplo, en España el
Partido Popular no representa a las clases populares, sino a grupos sociales de
clases altas (claramente exclusivistas), sectores de clase media, grupos de
raíz religiosa, liberales económicos, residuos franquistas, etc…; Realmente
estos grupos insisten luego permanentemente en formalizar agrupaciones con una
distinción del resto, por lo tanto en una discriminación. Así ocurre con la
enseñanza y con la sanidad pública. Si
observamos por ejemplo el caso del populismo en la enseñanza, muchos insisten
en llevar a sus hijos a un colegio privado porque necesitan diferenciarse y no
mezclarse con el pueblo llano, es decir se articulan frente al pueblo,
que es la raíz de la enseñanza pública. Curiosamente un sector de los más
humildes y de algunos sectores de clase media (en lenguaje actual) quieren
salir también de ese concepto general de pueblo para progresar a otra clase
social. Gracias a la peculiar presencia en España de los centros privados concertados,
enredo por el que el Estado subvenciona a un sector de la enseñanza, sobre todo
a centros religiosos, para dar formalmente una enseñanza de forma gratuita al
no asumir el Estado sus propias responsabilidades como administración,
produciéndose en algunos casos por razones económicas, en otros por razones
religiosas, o simplemente por la desidia y cobardía de los gobernantes -factor
de lo más habitual-, y que contienen una raíz histórica en la importante
presencia de la enseñanza religiosa previamente a la transición política (al
ejercer el control social durante el franquismo), pero provocando como
consecuencia ante el mantenimiento de ese privilegio la respuesta airada de las
clases más pudientes, obligando a distinguirse por la fórmula de los
privados-privados, centros muy selectos con servicios complementarios de
imposible alcance al resto, como por ejemplo con un bilingüismo muy reforzado,
actividades deportivas más costosas, etc …. Mientras en los centros públicos y
concertados se hacen remedos, que merecen otros comentarios más extensos. Si
analizamos la historia, el populismo siempre aparece en situaciones de
crisis. ¿Pero… el populismo es
de izquierdas, o de derechas? Actualmente en la izquierda
el concepto de pueblo está variando del concepto antiguo basado en las clases
sociales, a otros nuevos de carácter transversal al incluir en sus
movilizaciones a movimientos reivindicativos como el ecologismo, feminismo, los
derechos de la diversidad sexual, etc… En España
y en Europa la izquierda moderada ha tenido una fuerte presencia en los
gobiernos hasta hace poco tiempo, pero empiezan a surgir otros movimientos
conservadores, que consolidan opciones de organización social, como los que
llevan a Aznar y a la Thatcher al poder. En España los argumentos de la derecha
son simples y transversales, defensa de la bandera española hasta en la sopa (para luchar
contra la mitología en la izquierda de la bandera republicana, a pesar de que
la composición del actual escudo que figura en la bandera fue colocado por la
izquierda para eliminar el anterior escudo franquista en un intento de consenso
social); la cruz que
aglutina los sentimientos religiosos de un amplio sector cristiano de la
sociedad, aunque muchos de esa confesión tengan otras ideas sociales; la familia como unidad básica
de convivencia, como si el resto no la tuviera, etc… En resumen, aglutinar por
los sentimientos a la población, aunque luego lo que se quiera defender sean
los intereses de grupos sociales consolidados y sean contradictorios con los
intereses reales de muchos de los que les apoyan. La izquierda por el
contrario, pretende moverse más en el ámbito de la razón y el progreso, aunque
también participa de unos enfoques sentimentales que sirven para conformar una
base social de unidad, uno de ellos todavía que sigue siendo muy fuerte, es el
distanciamiento de la dictadura, ya que en España la derecha sigue sin
desmarcarse del lastre del franquismo, y muchos de sus miembros insisten en
seguir viéndolo con complacencia y decir que esas son batallas del abuelo,
siendo la responsable de esa actitud, entre otras, los programas escolares de
historia en el Bachillerato que se centran en épocas no conflictivas
actualmente, aunque en su época siempre lo fueron. Pablo Iglesias. La
aparición reciente en España del movimiento de los indignados ha dado lugar a
un nuevo concepto de pueblo,
basado en una lucha contra los poderes de lo establecido, frente a las
carencias de los partidos consolidados y ante su escasa presencia entre
determinados sectores sociales, especialmente los jóvenes, de ahí surgen
movimientos como PODEMOS, al articularlos rápidamente líderes en Madrid
como Pablo Manuel Iglesias,
o en Barcelona el movimiento de los indignados de Ada Colau centrado en el tema de
los deshaucios de viviendas, así como la plataforma de afectados por las
hipotecas, surgidos ante la rapiña de determinadas entidades financieras y
sociedades inmobiliarias, así como ante las escasa atención de los gobiernos y
la persistencia de carencias de ayudas sociales hacia los sectores más
golpeados en las últimas crisis que habían dado lugar a un alto número de
parados. En este último asunto, en otros países europeos, por el contrario
existen unas ayudas a la vivienda a esos sectores pauperizados que evitan esa
crispación social. Estos movimientos nuevos tienen una raíz en
algunos países americanos, en algún caso claramente de raíz peronista y que trasladan
esos gritos de “si se puede” para movilizar a esos sectores desasistidos de
representación (ver la película de Ken Loach “Pan y rosas” donde en el año 2000
se utilizaban esos términos en las reivindicaciones
sindicales del sector de limpieza por los inmigrantes
centroamericanos), huyendo descaradamente de decir que eran de izquierda,
hablando de arriba y abajo en un cinismo para incautos y que desprecian
inicialmente a los sindicatos como lo viejo y ellos representando a lo nuevo.
Su dinámica era articular un movimiento entre los jóvenes que no habían sido
educados en la historia de nuestro país y que estaban encantados con la nueva
moda y desarrollaban en el espíritu gregario característico de esa edad, luego
un partido y por último se convertían en un modelo autocrático sin
intermediarios dispuesto a alcanzar en poder (totalmente peronista) intentado
ser interclasistas, algo que está presente en el gobierno de coalición actual
en el Estado, o en el similar del Ayuntamiento de Barcelona. En el
ámbito de la derecha el aglutinamiento producido por los Kikos de Arguello ha
conseguido arrastrar con el movimiento Camino Neocatecumenal a un sector de católicos
que se encontraba desarticulado, a una participación de mayor compromiso
religioso, pero de indudable influencia social, como lo hicieron en otro
momento histórico algunas órdenes religiosas como los jesuitas o los
franciscanos. Donald Trump. Trump es una muestra
exacerbada de este populismo en EE.UU, su estrategia era evitar intermediarios
(contra el periodismo, hasta la FOX le ha abandonado en el recuento y le ha
llamado mentiroso), él representa al pueblo al haber ganado las elecciones y se
conecta con él directamente, utiliza Twitter, con mensajes cortos y sin
respuesta, con lo que consigue tener cientos de miles de seguidores. De esta
manera se llega a una situación donde Trump niega sin pudor lo evidente, como
la pandemia, desprecia al Congreso y el Senado, incluso lo hace a sus propios
colaboradores, a los que cambia constantemente cuando no siguen a la misma
velocidad sus afirmaciones enloquecidas, y por el contrario manteniendo una
alta popularidad, lo que dice poco de la sensatez de amplios sectores de la sociedad
americana. Por fin en el último proceso electoral ha perdido el gobierno, pero
su presencia ha movilizado nada menos a un 46,8 % de los votantes y con solo
43.000 votos más en tres Estados (Arizona, Georgia y Wisconsin) podría haber
ganado, a pesar de que Biden obtuvo
81,2 millones frente a los 74,2 millones de Trump, al estar el sistema
electoral norteamericano basado en la representación de unos electores por los
Estados y no por el voto directo. Al final
podríamos concluir que el populismo es
una estrategia para alcanzar el poder, no una ideología,
por lo tanto los populismos crecen en las crisis, pero después de alcanzar el
poder, se convierten en estructuras similares a las que pretenden sustituir,
con la diferencia de que al estar promovidas con un fuerte liderazgo carecen de
los controles y condicionantes que tienen los partidos políticos. Todo gobierno desea no tener
ningún condicionante, por ejemplo en Inglaterra los congresos son anuales, a
diferencia de España, lo que permite orientar las crisis de liderazgo y
popularidad con más margen y no producir situaciones tan dramáticas.
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POPULISMO: DE SIGNIFICADOS CONFUSOS A ESTRATEGIA DE DEMOCRACIA RADICAL |
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Escrito por Enrique Guerra
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Sábado, 30 de Enero de 2021 15:07 |
POPULISMO: DE SIGNIFICADOS
CONFUSOS A ESTRATEGIA DE DEMOCRACIA RADICAL
Enrique Guerra
1.- INTRODUCCIÓN HISTÓRICA.
A nadie se le oculta que la tan
gastada palabra “populismo” procede en realidad del término latino populus, que
tiene un significado distinto al de plebs: el primero se refería al pueblo organizado, al populus
del Senatus populusque romanus (SPQR), que intervenía en los asuntos públicos a
través de los comicios, donde muchos políticos empezaron su carrera como
tribunos: El caso de Julio César puede ser el más significativo, apoyándose en
el pueblo frente a la oligarquía tradicional para ascender en su meteórica
carrera (cursus honorum).
Un segundo momento se puede encontrar en
el significado cristiano de Pueblo de Dios, que recoge un sentido excluyente de
quien no forma parte del mismo (paganos, etc), muy ligado al viejo sentido de
Pueblo elegido, de tradición judía.
En la Revolución Francesa se excluye del
concepto de pueblo, en este caso dinámico y revolucionario, a los altos
estamentos, la nobleza y la alta Iglesia;
En el marxismo el pueblo lo forman
fundamentalmente los trabajadores, en especial los trabajadores industriales,
aunque posteriormente, en otras interpretaciones se añada a los campesinos y al
“intelectual orgánico” (Gramsci).
Como vamos observando, el concepto de
pueblo, pues, es complejo y frecuentemente manipulado: El fascismo y el
nacionalsocialismo dan una visión sublimada del pueblo, englobando a todos los
que forman homogéneamente una determinada nación, “el pueblo alemán”, del que
se excluye a quien no forme parte de una raza superior, la aria, elemento
necesario de ese “pueblo perfecto”; en Italia el elemento aglutinador será el
orgullo italiano del viejo Imperio, con una escala de valores establecidos por
la teoría fascista, como en la España franquista se precisaba el concepto de
pueblo que representaba la España Eterna frente a la Anti-España.
2.- ESTRATEGIAS. Manipulación constante, pues,
del significado de pueblo. Con estas manipulaciones se crean los populismos, o,
más bien “las estrategias populistas”. El populismo se ha definido como “un
ánimo constituyente sobre cómo configurar el autogobierno del demos” (Ernesto
Laclau y Chantal Mouffe: “Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una
radicalización de la democracia”. Ed. Siglo XXI, Madrid). Margaret Thatcher hablaba del “pueblo” contra
el poder de minorías financieras, sindicatos corruptos y beneficiarios de
ayudas estatales”, en nombre de la libertad individual lastrada por normas y
políticas que la recortaban, consiguiendo así el triunfo del individualismo
neoliberal, y de paso la desaparición de una sociedad organizada y de hecho la
desaparición de la soberanía popular, que quedará en manos de élites privadas,
ni siquiera elegidas (especialmente en lo referente a las decisiones
económicas) todo “en nombre de la
libertad”. Hoy nos resulta bastante conocida esa música.
El populismo es, pues, una estrategia:
- No es
un régimen político
- No es una ideología
Desde
una óptica de izquierdas es una estrategia para recuperar y radicalizar la
democracia. Desde una posición de derechas es una estrategia para recuperar y
realzar “valores tradicionales” de una hegemonía conservadora que permita
mantener el viejo poder oligárquico, claro está que con otra fachada atractiva
para sectores incómodos en una situación de crisis.
3.-
¿HAY, PUES, ¿UN POPULISMO DE IZQUIERDAS Y OTRO DE DERECHAS?
Por parte de la izquierda se quiere
superar, desde una estrategia populista, la ideología clásica marxista. El
progresismo contemporáneo ya no se enardece con la dualidad Capital versus
Trabajo. Tanto la socialdemocracia (hegemónica desde 1945 hasta los 80) como el
comunismo quedaron estancados al mantener, o intentarlo, un “esencialismo de
clase” que les llevó a desconfiar de
los nuevos movimientos que no se expresaban en términos de clase social:
Ecologismo, feminismo, LGTBI, etc, considerándolos un “populismo sin futuro”,
mientras intentaban mantener un statu quo representado, como decíamos, por la
socialdemocracia desde 1945 hasta los 80 en Occidente o por el comunismo en la
Europa del Este. Esta situación de hegemonía de la izquierda clásica en sus dos
vertientes entra en crisis en esos últimos años, y será superada por el
neoliberalismo que brota y se extiende desde las posiciones thatcherianas.
Es entonces cuando la estrategia
populista de derechas se ha impuesto hegemónicamente.
4.-
POPULISMO Y CRISIS
La estrategia populista aparece en
momentos de crisis. Desde las crisis del siglo XIX hasta las del XX (1929), que
desembocaron en los diversos fascismos (no confundir populismo con fascismo:
Éste rechaza abiertamente la democracia) el populismo es encontrado siempre en
momentos de cambio. En España, la CEDA de Gil Robles es un buen ejemplo de
populismo de derechas: Clásica llamada a las clases medias y al campesinado
frente a la revolución social (que siempre se considera inmediata), grandes
concentraciones multitudinarias, defensa del catolicismo más conservador, pero
sin acabar, de momento, con la democracia formal (hasta su implicación en el
golpe de 1936).´
La hegemonía socialdemócrata,
constructora tras la II Guerra Mundial del Estado del Bienestar, peligrará a
partir de la crisis, diversidad, del petróleo de 1973, que dará alas a una
estrategia populista de derechas, desembocando en el thatcherismo neoliberal.
5.-
Hoy, tras la crisis de 2008, puede abrise camino una estrategia
populista de izquierdas. En el
noeliberalismo se impuso la postpolítica: Son las élites oligárquicas quienes
controlan la nueva situación, aumentando la desigualdad, las privatizaciones,
el desmontaje del Estado del Bienestar.
La izquierda tradicional aparece
desorientada. La situación crea una frontera entre “los de arriba” (los
partidos tradicionales) y “los de abajo” (los inconformistas indignados).
Aparece así lo que se viene en llamar “populismo de izquierda” (Chantal Mouffe:
“Por un populismo de izquierda”, Ed. Siglo XXI, Buenos Aires, 2018).
Se creará a través de una
“voluntad colectiva” que englobe las aspiraciones populares: Trabajo, salud,
educación, diversidad, feminismo, defensa y derechos de los diferentes…. Con el
fin de recuperar y radicalizar la democracia tradicional, renovándola sin
renunciar a los valores de libertad e igualdad.
Así se va construyendo, en lucha contra
las diferentes formas de subordinación (explotación, opresión, discriminación)
el concepto de PUEBLO: “construcción en lucha”. Ésta ha de ser articulada;
si no hay articulación las diversas formas de protesta pueden agotarse sin
resultados, o desviarse hacia un populismo de derechas.
Esta articulación no necesita
perentoriamente un líder, aunque éste puede surgir, pero en ese caso ha de
respetar siempre la heterogeneidad del movimiento evitando todo autoritarismo
(característica, el autoritarismo, del populismo de derechas, junto con la
homogeneidad).
Para terminar, el populismo de
izquierda, siempre horizontal, ha de incorporar de algún modo los afectos. La
izquierda, por definición, es racionalista y ha desconfiado de los afectos,
pero éstos forman parte la política: La derecha ha sabido siempre utilizarlos
en su provecho: la patria (a su estilo), la bandera, los jefes. Anteponiéndolo
a la razón.
Sin embargo, nunca hay que oponer razón y
afectos: Éstos son importantes en la construcción de identidades políticas y un
arma eficaz, con capacidad de llegar a mucha gente y movilizar muchedumbres.
Nuestra Historia es un buen ejemplo. Enero de 2021.
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Última actualización el Sábado, 30 de Enero de 2021 15:13 |
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