Electorado cambiante PDF  | Imprimir |
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Escrito por Laureano Gómez   
Domingo, 21 de Junio de 2015 21:02

Observando el grafico que sigue, de estimación de voto del electorado español (1), publicado el domingo día 7 de junio en el diario El País transcurridas tan solo menos de dos semanas de las elecciones autonómicas y municipales, pareciera que el citado electorado esta sumido en una profunda desorientación.


La desafortunada gestión de la crisis económica llevada a cabo por el último gobierno socialista, la fuerte oposición del Partido Popular a las medidas puestas en practica por el gobierno socialista a requerimiento de la troika comunitaria (CE, BCE y FMI) y la campaña interesada de identificación de las políticas del PP y del PSOE, crearon un estado de opinión que favoreció la llegada al poder del Partido Popular en las Elecciones Generales de Noviembre de 2011 con casi once millones de votos, una holgada mayoría absoluta que le ha permitido gobernar de manera totalitaria. La suma de votos de las alternativas a los dos partidos mayoritarios (IU y UpD) no consiguieron rentabilizar el descontento social y alcanzaron tan solo tres millones de votantes, contra siete millones del PSOE. Los resultados de las políticas y acciones colaterales llevadas a cabo durante estos cuatro años son conocidos y han generado un nuevo escenario político que se ha puesto de manifiesto en las elecciones autonómicas y municipales del pasado mes de mayo.

En unos meses seremos llamados de nuevo para decidir quien ha de gobernar España para los siguientes cuatro años. La Constitución establece que la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado, y creyéndonos esta bella frase acudimos periódicamente a las urnas para ejercer nuestra supuesta soberanía. Es bien sabido que, en la práctica, el poder soberano reside en los acreedores del Estado, así ocurre en España y en el resto de países, y en las oligarquías económicas dominantes en cada país. A pesar de ello, y aún rebelándonos contra ese déficit democrático, no todos entendemos que los dos partidos políticos mayoritarios hasta ahora en el panorama español representen y defiendan los mismos intereses, como se viene a demostrar en los acuerdos llevados a cabo en los últimos días, que muchos recibimos con interés y expectación.

La corriente de aire fresco que ha supuesto la aparición de nuevos partidos a ambos lados del espectro político y que puede ser la garantía para una mayor transparencia en la gestión publica y de regeneración de la ética política, esta siendo entendida por los poderes reales, incluido el Partido Popular como representante político de aquellos, como una amenaza a la estabilidad, sin más, al equilibrio, al estatus quo, al sistema, y en este miedo a lo desconocido caen muchos electores, a pesar de que el sistema esté podrido, de que la estabilidad de la que hablan es la de los poderosos, su miedo al cambio, pavor a una involución en la trayectoria marcada.

Por desgracia este tipo de mensajes cala en una parte de la ciudadanía, y quizás explique los cambios en la orientación del voto. El miedo inhibe al individuo, lo aprisiona, lo desactiva socialmente y condiciona su voto. El Partido Popular, quien no cree en el sector publico, que recorta las libertades y los derechos sindicales, que rebaja las prestaciones sociales y dispone de dos varas de medir (ellos y los demás), vuelve a situarse en cabeza en intención de voto aunque lejos de los resultados obtenidos en 2011. En el nuevo escenario político difícilmente podrá ejercer el PP el inmenso poder del que ha dispuesto en estos últimos cuatro años en los tres niveles territoriales, pero es preciso tener en cuenta la sólida base electoral de que dispone, quizás derivada de la evolución de la estratificación social española a favor de unas nuevas clases medias emergentes (directivos, profesionales, ejecutivos y empleados de cuello blanco que constituyen 6,9 millones de ciudadanos, el 37% de la población ocupada) que esta permitiendo tanto en España como en el resto de los países europeos la consolidación de gobiernos de ideología conservadora.

Por consiguiente es necesario neutralizar los mensajes catastrofistas del Partido Popular y sus voceros, acertar en las políticas autonómicas y municipales durante los meses que restan hasta noviembre, elaborar una acertada política de comunicación y no olvidar en modo alguno al electorado del centro ideológico.


(1)   Censo electoral 2011: 34,3 millones de personas

Votantes: 24,5 millones

Abstención: 9,7 millone

Encuesta de Población Activa: 17,5 millones

Parados: 5,4 millones

Pensionistas: 8,1 millones


                                          Laureano Gómez

                                                                16 junio de 2015.